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viernes, 1 de mayo de 2015

El Espíritu de Dios en Sansón


 
La desobediencia del pueblo de Israel lo condujo al cautiverio de manos de los filisteos, pueblo enemigo de ellos. Sansón era un hombre fuerte, valiente y preparado para la batalla. Desde su nacimiento fue consagrado a Dios y lleno de su Espíritu, dotándole de una fuerza sobrenatural que le ayudaría a luchar contra los filisteos.

Expliquemos un poco la consagración a Dios de Sansón. La Palabra habla de que un ángel se le apareció a la madre de Sansón, la cual era estéril. Le dijo que iba a concebir un hijo nazareo y que navaja no pasaría sobre su cabeza. “Nazareo” significa que Sansón iba a ser consagrado a Dios para un propósito. “Navaja no pasará sobre su cabeza” significa que sólo a Dios adoraría y no a otro Dios, ya que los filisteos adoraban a un dios pagano llamado Dagon y se rapaban la cabeza como símbolo de adoración a él.

Por otro lado, la Ley de Dios incluía un mandamiento que impedía el matrimonio entre descendientes de israelitas y descendientes de pueblos enemigos. Sansón desobedeció esta ley y se enamoró dos veces de una mujer filistea. La última mujer, llamada Dalila, lo sedujo para que le revelara el secreto de su fuerza sobrenatural y poder así derrotarlo en la batalla contra los suyos. El secreto estaba precisamente en el cabello de Sansón. Como se dice anteriormente, raparse la cabeza era símbolo de adoración al dios filisteo y por eso Sansón perdió su fuerza al ser rapado, fuerza que se encontraba en el espíritu del Dios de Israel y no en otro dios.

Sansón sufrió las consecuencias de la desobediencia. Fue derrotado por el ejército filisteo, quien lo apresó y lo humilló delante de todos. Además, quedó ciego y sin fuerza para luchar. Casi muerto, Sansón se arrepintió y clamó a Dios que le devolviera su fuerza. Dios lo escuchó y le concedió su deseo antes de morir. De esta manera, mientras era humillado, Sansón derribó las columnas del templo donde se encontraba un gran número de filisteos y murieron junto con él.

Dios es un dios justo y misericordioso. Cuando desobedecemos su palabra, Dios nos quita la bendición. Pero si nos arrepentimos, Dios escucha y nos devuelve la bendición. Dios exalta a quien se humilla y humilla a quien se enorgullece.

Nacimiento de Sansón:

“Los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos de Jehová; y Jehová los entregó en mano de los filisteos por cuarenta años. Y había un hombre de Zora, de la tribu de Dan, el cual se llamaba Manoa; y su mujer era estéril, y nunca había tenido hijos. A esta mujer apareció el ángel de Jehová, y le dijo: He aquí que tú eres estéril, y nunca has tenido hijos; pero concebirás y darás a luz un hijo. Ahora, pues, no bebas vino ni sidra, ni comas cosa inmunda. Pues he aquí que concebirás y darás a luz un hijo; y navaja no pasará sobre su cabeza, porque el niño será nazareo a Dios desde su nacimiento, y él comenzará a salvar a Israel de mano de los filisteos". Jueces 13:1-5.

“Y la mujer dio a luz un hijo, y le puso por nombre Sansón. Y el niño creció, y Jehová lo bendijo. Y el Espíritu de Jehová comenzó a manifestarse en él en los campamentos de Dan, entre Zora y Estaol". Jueces 13:24-25

Sansón revela a Dalila el secreto de su fuerza:

“Y aconteció que, presionándole ella cada día con sus palabras e importunándole, su alma fue reducida a mortal angustia. Le descubrió, pues, todo su corazón, y le dijo: Nunca a mi cabeza llegó navaja; porque soy nazareo de Dios desde el vientre de mi madre. Si fuere rapado, mi fuerza se apartará de mí, y me debilitaré y seré como todos los hombres. Viendo Dalila que él le había descubierto todo su corazón, envió a llamar a los principales de los filisteos, diciendo: Venid esta vez, porque él me ha descubierto todo su corazón. Y los principales de los filisteos vinieron a ella, trayendo en su mano el dinero". Jueces 16:16-18

Clamor y muerte de Sansón:

“Entonces clamó Sansón a Jehová, y dijo: Señor Jehová, acuérdate ahora de mí, y fortaléceme, te ruego, solamente esta vez, oh Dios, para que de una vez tome venganza de los filisteos por mis dos ojos. Asió luego Sansón las dos columnas de en medio, sobre las que descansaba la casa, y echó todo su peso sobre ellas, su mano derecha sobre una y su mano izquierda sobre la otra. Y dijo Sansón: Muera yo con los filisteos. Entonces se inclinó con toda su fuerza, y cayó la casa sobre los principales, y sobre todo el pueblo que estaba en ella. Y los que mató al morir fueron muchos más que los que había matado durante su vida". Jueces 16:28-30

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