Hablemos de otro pacto, ya que Dios es un Dios de pactos. Esta vez fue con su pueblo, el pueblo de Israel, y lo hizo a través de su siervo Moisés.
Después de que Dios liberara al pueblo de Israel con grandes milagros y prodigios, el pueblo de Dios fue llevado al desierto durante 40 años. La terquedad y la desobediencia del pueblo explican este largo periodo de tiempo de sufrimiento y calamidad. Dios quiso hacer un pacto con su pueblo a través de Moisés, un pacto para dar testimonio a las generaciones de sus milagros y proezas cuando fue liberado de Egipto, un pacto para sellar una alianza entre Dios y su pueblo. Esta alianza significa que Dios promete estar siempre al lado de su pueblo, a cambio de que su pueblo no adore a otro Dios y cumpla la Ley. Dicho pacto se simboliza con el arca que Dios mandó construir a Moisés.
Dios habló a Moisés en el monte de Sinaí en medio de truenos y relámpagos y un fuerte sonido de trompetas. Dios entregó su Santa Ley a Moisés en unas tablas de piedra. La Ley es un conjunto de preceptos y mandamientos que Dios exige a su pueblo. No sólo incluye los 10 Mandamientos, sino que también hablaba de purificación, expiación de pecados mediante ofrendas y santidad como condiciones para acercarse a Dios. Para ello, Dios mandó a Moisés construir un templo, llamado "tabernáculo de reunión", en cuyo interior se encuentra el arca del pacto, que representaba la presencia misma de Dios. Dentro del arca estaban las tablas de la Ley, aunque posteriormente se le añadieron la vara de Aaron reverdecida y el maná con el cual Dios alimentó a su pueblo en el desierto.
Antes de que se cumplieran los cuarenta años que el pueblo de Israel debía pasar errando por el desierto, Moisés alcanzó a ver desde lejos la hermosa y rica tierra prometida, y Dios le dijo: “Esta es la tierra que yo juré dar a Abraham, Isaac y Jacob, se la daré a tu descendencia, te la hago ver con tus ojos, pero no entrarás en ella”. Moisés aceptó con resignación y humildad la orden de Dios, y le entregó el mando a quien Dios le ordenó y murió tranquilo en la tierra de Moab.
El Pacto de la Alianza:
"Moisés subió al monte Sinaí y el Señor le dijo: Di esto a los hijos de Israel: vosotros habéis visto lo que he hecho a Egipto y cómo os he traído a mí. Ahora, si oís mi voz y guardáis mi Alianza, vosotros seréis mi pueblo entre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra, y vosotros seréis para mí Nación Santa y de Sacerdotes, y gente santa. Estas son las palabras que dirás a los hijos de Israel”. Éxodo 19:3-6
"Entonces Dios mandó sacrificar algunos animales, y tomando Moisés un poco de sangre roció con ella al pueblo diciendo: “Esta es la sangre de la Alianza que hace Dios con vosotros sobre sus mandamientos”. Éxodo 24:8
La impaciencia acaba en desobediencia:
"Viendo el pueblo que Moisés tardaba en descender del monte, se acercaron entonces a Aarón, y le dijeron: Levántate, haznos dioses que vayan delante de nosotros; porque a este Moisés, el varón que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos qué le haya acontecido". Éxodo 32:1