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sábado, 24 de enero de 2015

Moisés y la liberación del pueblo de Israel


 
Cuando Dios habló a Moisés en la zarza, fue con el propósito de liberar al pueblo de Israel de manos del faraón de Egipto. Al principio, Moisés no creía mucho en sí mismo porque no se sentía capacitado para hablarle al faraón, pero Dios lo eligió a él para exaltarlo. De hecho Dios usa al más vil o al menos capacitado para ponerlo en alto después. Finalmente, Moisés accedió y Dios le puso a su hermano Aarón como ayudante para tal hazaña. El objetivo del Gran Yo Soy era claro: liberar a su pueblo y mostrarle sus milagros y prodigios. La liberación de Israel tuvo precio: Dios golpeó al faraón con hasta diez plagas, pero ninguna afectó a los israelitas. De hecho, el faraón acabó echándolos del país con todas sus pertenencias, joyas, etc.

Como ven en las fotos, Dios abrió el mar Rojo. Esto representa tan solo el principio de muchas maravillas y proezas. Pero el pueblo de Israel era muy terco y duro de corazón, ya que veía los milagros y al final le podía la incredulidad.

Esta enseñanza nos muestra que Dios nos ama como a su pueblo, pero él quiere que lo obedezcamos, que pongamos nuestra fe en él y que lo adoremos solamente a él. Dios nos quiere liberar de la esclavitud del pecado y llevarnos por un camino de libertad, amor y bendición. No importa cómo ni cuándo, lo importante es que Dios estará siempre con nosotros y él se encargará de hacer lo necesario con tal de que estemos bendecidos y en tierra fértil donde fluye leche y miel.

Dios se presenta a Moisés:

"Apacentando Moisés las ovejas de Jetro su suegro, sacerdote de Madián, llevó las ovejas a través del desierto, y llegó hasta Horeb, monte de Dios. Y se le apareció el Ángel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía. Entonces Moisés dijo: Iré yo ahora y veré esta grande visión, por qué causa la zarza no se quema. Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es. Y dijo: Yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob. Entonces Moisés cubrió su rostro, porque tuvo miedo de mirar a Dios". Éxodo 3:1-6

Dios manda a Moisés una misión:

"Dijo luego Jehová: Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor a causa de sus opresores; pues he conocido sus angustias, y he descendido para librarlos de mano de los egipcios, y sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y ancha, a tierra que fluye leche y miel, a los lugares del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo, del heveo y del jebuseo. El clamor, pues, de los hijos de Israel ha venido delante de mí, y también he visto la opresión con que los egipcios los oprimen. Ven, por tanto, ahora, y te enviaré a Faraón, para que saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel. Entonces Moisés respondió a Dios: ¿Quién soy yo para que vaya a Faraón, y saque de Egipto a los hijos de Israel? Y él respondió: Ve, porque yo estaré contigo; y esto te será por señal de que yo te he enviado: cuando hayas sacado de Egipto al pueblo, serviréis a Dios sobre este monte". Éxodo 3:7-12

Dios abre el mar:

"Y extendió Moisés su mano sobre el mar, e hizo Jehová que el mar se retirase por recio viento oriental toda aquella noche; y volvió el mar en seco, y las aguas quedaron divididas. Entonces los hijos de Israel entraron por en medio del mar, en seco, teniendo las aguas como muro a su derecha y a su izquierda". Éxodo 14:21-22

"Así salvó Jehová aquel día a Israel de mano de los egipcios; e Israel vio a los egipcios muertos a la orilla del mar. Y vio Israel aquel grande hecho que Jehová ejecutó contra los egipcios; y el pueblo temió a Jehová, y creyeron a Jehová y a Moisés su siervo". Éxodo 14:30-31

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