Durante el reinado del rey Asuero de Persia hubo un gran imperio que se extendía desde la India hasta Etiopía. Su capital era Susa, donde se ubicaba el palacio del rey. En cierta ocasión mandó reunir el rey a todos los príncipes, gobernantes y gente poderosa de todas las provincias para mostrarle su poder y esplendor. Fue una fiesta tremendamente lujosa con banquete, vino y utensilios de oro, plata y piedras preciosas. La reina Vasti hizo otro banquete aparte para las mujeres. Al séptimo día de fiesta, estando el rey alegre y contento, quiso mostrarle a todo el mundo la belleza de su mujer y la mandó a llamar. Pero ella se negó, desobedeciendo la orden real y la ley de Persia. Memucán, servidor de la corte, sugirió al rey que hiciera un decreto donde se le quitaran los derechos a la reina y fueran entregados a otra mujer mejor que ella. Según el rey, el desacato de la reina sería un mal testimonio y causaría escándalo entre las mujeres del reino, las cuales desobedecían a sus maridos al igual que ella. Al rey le gustó este consejo y lo cumplió. Además, mandó cartas a todas las provincias invitando a los hombres cabezas de familia a ejercer su autoridad sobre sus mujeres.
Ester, mujer israelita, huérfana, virgen y de buen parecer fue la elegida por el rey Asuero. Su padre adoptivo, Mardoqueo, servidor de la corte real, aconsejó a su hija no revelar al rey cuál era su pueblo ni su parentela. Mientras tanto, Mardoqueo seguía de cerca a su hija Ester para ver cómo le iba en su reinado. Ocurrió entonces que dos oficiales del rey, disgustados con la decisión de nombrar a Ester como reina, planearon matarlo y Mardoqueo los escuchó. Este informó a su hija, y ésta al rey, quien mandó una investigación. Finalmente, los dos oficiales fueron ahorcados.
Amán, funcionario del rey, fue ascendido de su cargo y todos debían humillarse ante él, pero Mardoqueo no quiso, alegando que él era judío. Entonces Amán quiso vengarse de él y de su pueblo, mandando hacer un decreto sellado y firmado por el rey, donde se persiguiera y matara a todos los judíos. Cuando Ester se enteró de esto, organizó un banquete al rey. Su intención era rogarle que respetara a su pueblo. El rey se enteró de que fue Mardoqueo quien le salvó la vida cuando informó a su hija del complot para matarlo. En un segundo banquete que Ester preparó para el rey y Amán, ésta acusó a Amán de querer asesinar a Mardoqueo. El rey la creyó y mandó ahorcar a Amán en la misma horca que éste preparó para Mardoqueo, reconociendo así sus buenas obras, y entregándole los bienes y privilegios de Amán.
El pueblo judío había sido amenazado de persecución y muerte después del decreto de Amán, pero ese decreto no pudo ser revocado porque fue sellado y firmado por el rey. Por ello, la petición de la reina Ester al rey fue que hiciera un decreto donde se le reconociera los derechos de su pueblo a defenderse de los ataques de sus enemigos, de manera que todos los judíos fueran reunidos para defenderse. Al final, fueron los judíos los que atemorizaron a sus enemigos y mataron a miles, entre ellos, a los diez hijos de Amán. Los botines de guerra fueron usados para dar a los pobres y necesitados judíos.
Espiritualmente hablando, el rey Asuero representa a Dios, la reina Vasti es la Iglesia desobediente y la reina Ester es la Iglesia obediente que Dios quiere. Como esposa de Dios, la Iglesia debe amarlo y adorarlo. Pero la realidad es otra: cuando el rey hace un banquete, quiere que todos asistan, pero la reina Vasti se aparta de él y hace otro banquete para las mujeres. Cuando el rey la manda a llamar, ella desobedece. Eso quiere decir que no ama a su esposo, y como consecuencia, pierde el puesto de reina y esposa. Según la ley de Dios, el hombre es cabeza de la mujer, y no al revés. Ester representa a la Iglesia que Dios quiere, una Iglesia sometida, que ame a Dios, lo adore, se humille ante Él. Por eso, cuando Ester supo que su pueblo iba a ser perseguido y aniquilado, ella se humilló, pidió ayuno a su pueblo y le preparó dos banquetes al rey para aflojarle el corazón. Como Dios es misericordioso, le concedió su petición.
Dios quiere que nos humillemos ante él y que entremos en su presencia para adorarlo. Él nos quiere dar todas las riquezas del cielo y de la tierra, somos coherederos junto con Cristo, pero con obediencia y humildad. Dios no nos debe nada a nosotros, nosotros le debemos a Él.
Citas bíblicas para consultar:
-La mujer debe someterse a su esposo: Génesis 3:16, 1ª Pedro 3:1
-Desobediencia de la reina Vasti: Ester 1:10-12
-Ester es coronada reina de Persia: Ester 2:17
-Ester pide al rey respetar su vida y la de su pueblo: Ester 7:1-3
-Ester acusa a Amán delante del rey: Ester 7:6
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