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sábado, 16 de mayo de 2015

La historia de Rut y Noemí




Como cuenta la Biblia, había en Belén de Judá un hombre llamado Elimélec, casado con Noemí con dos hijos. Hubo allí una época de hambre y emigraron a Moab, tierra lejana a Belén. Noemí se quedó viuda y sus dos hijos se casaron con mujeres moabitas. Una de ellas se llamaba Rut. Después de un tiempo, murieron los dos hijos de Noemí y ella quedó sola con las dos nueras. Noemí regresó a su tierra Judá con sus nueras en busca de alimento. Les explicó que debían volver a su tierra porque ella no podía hacer nada por ellas. Una de ellas volvió con sus padres y la otra nuera (Rut) quiso quedarse con su suegra Noemí. Le dijo que iría donde ella fuera, viviría donde ella viviera, su pueblo sería su pueblo, su dios sería su dios y moriría donde ella muriera. Noemí aceptó a su nuera y se fueron a Belén en plena cosecha.

Ocurrió que Rut y Noemí llegaron hasta el campo de Booz, pariente del difunto esposo de Noemí. Rut quería trabajar allí recogiendo espigas y le fue dado el permiso. Rut cayó bien a Booz y le dejó quedarse porque reconoció su valor y fidelidad con Noemí viniendo de tierra extranjera. Cuando Noemí se enteró que había estado en el campo de Booz, le dijo que se quedara allí con él porque era pariente de su esposo y tenía derecho de casarse con ella por ley. Rut hizo saber esto a Booz y éste le dijo que había otro pariente más cercano que él para casarse. Booz buscó a ese pariente pero renunció a ese derecho. Rut se casó con Booz y tuvo un hijo llamado Obed, el cual entregó a Noemí para que lo criara y la cuidara en la vejez.

Vemos que Rut fue un ejemplo de fidelidad y obediencia a Dios hasta el final. Siendo extranjera, no le importó dejar su tierra, su familia y todo para irse a vivir a Belén con su suegra, la tierra de su difunto esposo. Allí adoró y obedeció a Dios y por eso fue bendecida ella y su suegra Noemí.

Principio de la historia:

“Aconteció en los días que gobernaban los jueces, que hubo hambre en la tierra. Y un varón de Belén de Judá fue a morar en los campos de Moab, él y su mujer, y dos hijos suyos. El nombre de aquel varón era Elimelec, y el de su mujer, Noemí; y los nombres de sus hijos eran Mahlón y Quelión, efrateos de Belén de Judá. Llegaron, pues, a los campos de Moab, y se quedaron allí. Y murió Elimelec, marido de Noemí, y quedó ella con sus dos hijos, los cuales tomaron para sí mujeres moabitas; el nombre de una era Orfa, y el nombre de la otra, Rut; y habitaron allí unos diez años. Y murieron también los dos, Mahlón y Quelión, quedando así la mujer desamparada de sus dos hijos y de su marido". Rut 1:1-5

Rut no quiso dejar a Noemí:

“Y Noemí dijo: He aquí tu cuñada se ha vuelto a su pueblo y a sus dioses; vuélvete tú tras ella. Respondió Rut: No me ruegues que te deje, y me aparte de ti; porque a dondequiera que tú fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios. Donde tú murieres, moriré yo, y allí seré sepultada; así me haga Jehová, y aun me añada, que sólo la muerte hará separación entre nosotras dos. Y viendo Noemí que estaba tan resuelta a ir con ella, no dijo más". Rut 1:15-18

Dios bendice a Rut y a Noemí:

“Booz, pues, tomó a Rut, y ella fue su mujer; y se llegó a ella, y Jehová le dio que concibiese y diese a luz un hijo. Y las mujeres decían a Noemí: Loado sea Jehová, que hizo que no te faltase hoy pariente, cuyo nombre será celebrado en Israel; el cual será restaurador de tu alma, y sustentará tu vejez; pues tu nuera, que te ama, lo ha dado a luz; y ella es de más valor para ti que siete hijos. Y tomando Noemí el hijo, lo puso en su regazo, y lo crió. Y le dieron nombre las vecinas, diciendo: Le ha nacido un hijo a Noemí; y lo llamaron Obed". Rut 4:13-17

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viernes, 1 de mayo de 2015

El Espíritu de Dios en Sansón


 
La desobediencia del pueblo de Israel lo condujo al cautiverio de manos de los filisteos, pueblo enemigo de ellos. Sansón era un hombre fuerte, valiente y preparado para la batalla. Desde su nacimiento fue consagrado a Dios y lleno de su Espíritu, dotándole de una fuerza sobrenatural que le ayudaría a luchar contra los filisteos.

Expliquemos un poco la consagración a Dios de Sansón. La Palabra habla de que un ángel se le apareció a la madre de Sansón, la cual era estéril. Le dijo que iba a concebir un hijo nazareo y que navaja no pasaría sobre su cabeza. “Nazareo” significa que Sansón iba a ser consagrado a Dios para un propósito. “Navaja no pasará sobre su cabeza” significa que sólo a Dios adoraría y no a otro Dios, ya que los filisteos adoraban a un dios pagano llamado Dagon y se rapaban la cabeza como símbolo de adoración a él.

Por otro lado, la Ley de Dios incluía un mandamiento que impedía el matrimonio entre descendientes de israelitas y descendientes de pueblos enemigos. Sansón desobedeció esta ley y se enamoró dos veces de una mujer filistea. La última mujer, llamada Dalila, lo sedujo para que le revelara el secreto de su fuerza sobrenatural y poder así derrotarlo en la batalla contra los suyos. El secreto estaba precisamente en el cabello de Sansón. Como se dice anteriormente, raparse la cabeza era símbolo de adoración al dios filisteo y por eso Sansón perdió su fuerza al ser rapado, fuerza que se encontraba en el espíritu del Dios de Israel y no en otro dios.

Sansón sufrió las consecuencias de la desobediencia. Fue derrotado por el ejército filisteo, quien lo apresó y lo humilló delante de todos. Además, quedó ciego y sin fuerza para luchar. Casi muerto, Sansón se arrepintió y clamó a Dios que le devolviera su fuerza. Dios lo escuchó y le concedió su deseo antes de morir. De esta manera, mientras era humillado, Sansón derribó las columnas del templo donde se encontraba un gran número de filisteos y murieron junto con él.

Dios es un dios justo y misericordioso. Cuando desobedecemos su palabra, Dios nos quita la bendición. Pero si nos arrepentimos, Dios escucha y nos devuelve la bendición. Dios exalta a quien se humilla y humilla a quien se enorgullece.

Nacimiento de Sansón:

“Los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos de Jehová; y Jehová los entregó en mano de los filisteos por cuarenta años. Y había un hombre de Zora, de la tribu de Dan, el cual se llamaba Manoa; y su mujer era estéril, y nunca había tenido hijos. A esta mujer apareció el ángel de Jehová, y le dijo: He aquí que tú eres estéril, y nunca has tenido hijos; pero concebirás y darás a luz un hijo. Ahora, pues, no bebas vino ni sidra, ni comas cosa inmunda. Pues he aquí que concebirás y darás a luz un hijo; y navaja no pasará sobre su cabeza, porque el niño será nazareo a Dios desde su nacimiento, y él comenzará a salvar a Israel de mano de los filisteos". Jueces 13:1-5.

“Y la mujer dio a luz un hijo, y le puso por nombre Sansón. Y el niño creció, y Jehová lo bendijo. Y el Espíritu de Jehová comenzó a manifestarse en él en los campamentos de Dan, entre Zora y Estaol". Jueces 13:24-25

Sansón revela a Dalila el secreto de su fuerza:

“Y aconteció que, presionándole ella cada día con sus palabras e importunándole, su alma fue reducida a mortal angustia. Le descubrió, pues, todo su corazón, y le dijo: Nunca a mi cabeza llegó navaja; porque soy nazareo de Dios desde el vientre de mi madre. Si fuere rapado, mi fuerza se apartará de mí, y me debilitaré y seré como todos los hombres. Viendo Dalila que él le había descubierto todo su corazón, envió a llamar a los principales de los filisteos, diciendo: Venid esta vez, porque él me ha descubierto todo su corazón. Y los principales de los filisteos vinieron a ella, trayendo en su mano el dinero". Jueces 16:16-18

Clamor y muerte de Sansón:

“Entonces clamó Sansón a Jehová, y dijo: Señor Jehová, acuérdate ahora de mí, y fortaléceme, te ruego, solamente esta vez, oh Dios, para que de una vez tome venganza de los filisteos por mis dos ojos. Asió luego Sansón las dos columnas de en medio, sobre las que descansaba la casa, y echó todo su peso sobre ellas, su mano derecha sobre una y su mano izquierda sobre la otra. Y dijo Sansón: Muera yo con los filisteos. Entonces se inclinó con toda su fuerza, y cayó la casa sobre los principales, y sobre todo el pueblo que estaba en ella. Y los que mató al morir fueron muchos más que los que había matado durante su vida". Jueces 16:28-30

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Josué y la Conquista de la Tierra Prometida


 
Después de la muerte de Moisés, Dios eligió a Josué para dirigir, conquistar y tomar posesión de la Tierra Prometida que juró entregar a Abraham, Isaac y Jacob. Ya era el tiempo que Dios había elegido para ello, ya que el pueblo de Israel había adquirido la preparación necesaria para tal hazaña. Cuarenta años pasó el pueblo de Israel en el desierto quejándose y sufriendo las consecuencias de la falta de fe y obediencia a Dios. Incluso Moisés pecó de falta de fe cuando Dios hizo brotar agua de la roca en el desierto. Por eso Dios no le permitió entrar en la tierra prometida.

En esta nueva generación del pueblo de Israel, ya había un gran número de hombres valientes, ordenados en 12 tribus y preparados para la batalla. Dios le ordenó a Josué que se esforzara y fuera valiente, y que obedeciera la Ley como condiciones para que todo le saliera bien en la conquista que iban a emprender. De esta manera, Dios iba a estar con él y con su pueblo a donde quiera que fuera.

El río Jordán era el obstáculo que impedía que el pueblo entrara en la tierra prometida. Por ello, al igual que con el mar Rojo, Dios dividió las aguas del río hasta que todos cruzaron. El arca del pacto, que significa la presencia misma de Dios, iba delante del pueblo, la cual era sustentada por los levitas (tribu elegida por Dios para ello). Una vez cruzado el Jordán, todos los reyes enemigos de Israel les temían, ya que Dios iba con ellos.

Jericó fue la primera ciudad en ser conquistada. Una vez más Dios hizo una demostración de su poder y su gloria cuando rompió y derribó los muros que rodeaban la ciudad. Cada centímetro cuadrado que se conquistaba era condicionado por la obediencia a Dios. Pero cuando el pueblo desobedecía, se encontraba con una derrota contundente.

Esta palabra nos enseña que hay que ser esforzados y valientes para cualquier reto de la vida, pero también hay que prepararse, tener fe y obedecer los mandamientos de Dios. Si cumplimos estas condiciones, Dios peleará la batalla por nosotros y nos dará la victoria. Si no obedecemos, sufriremos derrotas y fracasos.

Dios da instrucciones a Josué:

“Aconteció después de la muerte de Moisés siervo de Jehová, que Jehová habló a Josué hijo de Nun, servidor de Moisés, diciendo: Mi siervo Moisés ha muerto; ahora, pues, levántate y pasa este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel. Yo os he entregado, como lo había dicho a Moisés, todo lugar que pisare la planta de vuestro pie. Desde el desierto y el Líbano hasta el gran río Éufrates, toda la tierra de los heteos hasta el gran mar donde se pone el sol, será vuestro territorio. Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé. Esfuérzate y sé valiente; porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual juré a sus padres que la daría a ellos. Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas. Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas. Y Josué mandó a los oficiales del pueblo, diciendo: Pasad por en medio del campamento y mandad al pueblo, diciendo: Preparaos comida, porque dentro de tres días pasaréis el Jordán para entrar a poseer la tierra que Jehová vuestro Dios os da en posesión". Josué 1:1-11

Dios abre las aguas del Jordán:

“Y aconteció cuando partió el pueblo de sus tiendas para pasar el Jordán, con los sacerdotes delante del pueblo llevando el arca del pacto, cuando los que llevaban el arca entraron en el Jordán, y los pies de los sacerdotes que llevaban el arca fueron mojados a la orilla del agua (porque el Jordán suele desbordarse por todas sus orillas todo el tiempo de la siega), las aguas que venían de arriba se detuvieron como en un montón bien lejos de la ciudad de Adam, que está al lado de Saretán, y las que descendían al mar del Arabá, al Mar Salado, se acabaron, y fueron divididas; y el pueblo pasó en dirección de Jericó. Mas los sacerdotes que llevaban el arca del pacto de Jehová, estuvieron en seco, firmes en medio del Jordán, hasta que todo el pueblo hubo acabado de pasar el Jordán; y todo Israel pasó en seco". Josué 3:14-17

La conquista de Jericó:

“Mas Jehová dijo a Josué: Mira, yo he entregado en tu mano a Jericó y a su rey, con sus varones de guerra. Rodearéis, pues, la ciudad todos los hombres de guerra, yendo alrededor de la ciudad una vez; y esto haréis durante seis días. Y siete sacerdotes llevarán siete bocinas de cuernos de carnero delante del arca; y al séptimo día daréis siete vueltas a la ciudad, y los sacerdotes tocarán las bocinas. Y cuando toquen prolongadamente el cuerno de carnero, así que oigáis el sonido de la bocina, todo el pueblo gritará a gran voz, y el muro de la ciudad caerá". Josué 6:2-5

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