“Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel”. Isaías 7:14
“Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto”. Isaías 9:6-7
El Nuevo Testamento empieza con los cuatro evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Estos fueron los principales apóstoles y discípulos de Jesús. Jesús descendió de Abraham, Isaac, Jacob y David. María era la virgen mencionada por el profeta Isaías, la cual fue concebida por el Espíritu Santo. Cuando el ángel Gabriel se le apareció a José, le dijo que le pusiera por nombre "Jesús", que significa "el Señor salva". José obedeció al ángel y solo tuvo relaciones con María después de que naciera Jesús (Mateo 1:18-25).
Jesús nació en Belén, tal y como dijo el profeta Miqueas (Miqueas 2:6), hasta él vinieron a adorarlo unos reyes sabios llegados del oriente, siendo guiados por una estrella. Le trajeron oro, incienso y mirra. El oro era para reconocer que Jesús era Rey, el incienso para reconocer que era Dios y la mirra para reconocer que era Hombre, ya que se usaba para embalsamar cuerpos. Después José y María tuvieron que huir con el niño a Egipto, ya que un ángel le advirtió a José en sueños que huyera hasta allí porque el rey Herodes tenía intención de matarlo. Al morir Herodes, regresaron a Israel, a la ciudad de Nazaret (Mateo 2:1-23).
Dice la Biblia que en aquellos días se presentó Juan el Bautista predicando en el desierto, tal y como profetizó Isaías (Isaías 40:3). Jesús se presentó ante él para ser bautizado y el Espíritu Santo bajó del cielo y lo tomó. Se oyó una voz desde el cielo que decía: "Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia" (Mateo 3:17).
Jesús fue tentado en el desierto por 40 días y 40 noches, pero resistió la prueba, guiado por el Espíritu Santo de Dios. Después, Jesús empieza a predicar el Evangelio del arrepentimiento "arrepiéntanse porque el reino de Dios se ha acercado" (Mateo 4:17). Se trasladó a Capernaúm, donde empezó a llamar a sus doce discípulos. Jesús les enseñó que no vino a anular la ley de Moisés, sino a cumplirla, lo cual es requisito para entrar en el reino de Dios. Además de enseñar la ley, Jesús predicó en forma de parábolas e hizo grandes milagros que sirvieron como testimonio de que él era el Hijo de Dios.
Desde el pecado de Adán y Eva, Dios ya planeó el nacimiento y muerte de Jesús. Esto era necesario para devolver al hombre la vida eterna que perdió en el jardín del Edén. Jesús iba a ser el Dios vivo que representaría al Dios del cielo. Padre, Hijo y Espíritu Santo son el mismo Dios que salva al hombre del pecado y de la muerte (1ª Juan 5:12). El que cree que Jesús es el Hijo de Dios, le cree también al Padre y al Espíritu Santo, que es la verdad. El que tiene al Hijo, tiene la vida y el que no tiene al Hijo, no tiene la vida. Por último, hay que decir que, según la Biblia, no hay fecha exacta del Nacimiento de Jesús, ni siquiera del mes.
“Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto”. Isaías 9:6-7
El Nuevo Testamento empieza con los cuatro evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Estos fueron los principales apóstoles y discípulos de Jesús. Jesús descendió de Abraham, Isaac, Jacob y David. María era la virgen mencionada por el profeta Isaías, la cual fue concebida por el Espíritu Santo. Cuando el ángel Gabriel se le apareció a José, le dijo que le pusiera por nombre "Jesús", que significa "el Señor salva". José obedeció al ángel y solo tuvo relaciones con María después de que naciera Jesús (Mateo 1:18-25).
Jesús nació en Belén, tal y como dijo el profeta Miqueas (Miqueas 2:6), hasta él vinieron a adorarlo unos reyes sabios llegados del oriente, siendo guiados por una estrella. Le trajeron oro, incienso y mirra. El oro era para reconocer que Jesús era Rey, el incienso para reconocer que era Dios y la mirra para reconocer que era Hombre, ya que se usaba para embalsamar cuerpos. Después José y María tuvieron que huir con el niño a Egipto, ya que un ángel le advirtió a José en sueños que huyera hasta allí porque el rey Herodes tenía intención de matarlo. Al morir Herodes, regresaron a Israel, a la ciudad de Nazaret (Mateo 2:1-23).
Dice la Biblia que en aquellos días se presentó Juan el Bautista predicando en el desierto, tal y como profetizó Isaías (Isaías 40:3). Jesús se presentó ante él para ser bautizado y el Espíritu Santo bajó del cielo y lo tomó. Se oyó una voz desde el cielo que decía: "Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia" (Mateo 3:17).
Jesús fue tentado en el desierto por 40 días y 40 noches, pero resistió la prueba, guiado por el Espíritu Santo de Dios. Después, Jesús empieza a predicar el Evangelio del arrepentimiento "arrepiéntanse porque el reino de Dios se ha acercado" (Mateo 4:17). Se trasladó a Capernaúm, donde empezó a llamar a sus doce discípulos. Jesús les enseñó que no vino a anular la ley de Moisés, sino a cumplirla, lo cual es requisito para entrar en el reino de Dios. Además de enseñar la ley, Jesús predicó en forma de parábolas e hizo grandes milagros que sirvieron como testimonio de que él era el Hijo de Dios.
Desde el pecado de Adán y Eva, Dios ya planeó el nacimiento y muerte de Jesús. Esto era necesario para devolver al hombre la vida eterna que perdió en el jardín del Edén. Jesús iba a ser el Dios vivo que representaría al Dios del cielo. Padre, Hijo y Espíritu Santo son el mismo Dios que salva al hombre del pecado y de la muerte (1ª Juan 5:12). El que cree que Jesús es el Hijo de Dios, le cree también al Padre y al Espíritu Santo, que es la verdad. El que tiene al Hijo, tiene la vida y el que no tiene al Hijo, no tiene la vida. Por último, hay que decir que, según la Biblia, no hay fecha exacta del Nacimiento de Jesús, ni siquiera del mes.