Dios habló al profeta Jonás y le ordenó que fuera a la ciudad de Nínive con un mensaje. La ira de Dios estaba sobre esta ciudad debido a la maldad de sus habitantes. Pero Jonás desobedeció la orden y huyó en un barco hacia otra ciudad llamada Tarsis. Por el camino, se formó una gran tormenta que casi hunde el barco con todos sus ocupantes. Todos clamaron a sus dioses para que los librara, pero la tormenta seguía. Jonás se quedó dormido en el camarote y los compañeros lo despiertan, pensando que él era el culpable de tal situación. Así lo reconoció Jonás, ya que desobedeció la orden de Jehová de ir a Nínive. Les dijo que lo sacara del barco y lo tirara al mar como única salida para evitar el desastre...y así fue. Jonás es tragado por un gran pez por tres días y tres noches. Su miedo era tal que se arrodilló y oró al señor para que lo perdonara y lo librara. Dios escuchó la oración y el pez lo expulsó de sus entrañas.
Por segunda vez, Dios ordena a Jonás ir a Nínive, obedeciendo esta vez su voz. El mensaje era que la ciudad sería destruida en cuarenta días. Todos le creyeron y el rey proclamó ayuno, incluso hasta los animales. Dios los perdonó y se echó atrás en su intención de destruir la ciudad.
A Jonás no le gustó la actitud de Dios de perdonarlos, y así le reprochó a Dios. Se disgustó tanto que le pidió a Dios que le quitara la vida. Entonces ocurrió que Jonás salió de la ciudad y se sentó bajo una planta que le daba sombra. Al otro día, la planta se marchitó por un gusano y dejó de dar sombra. Además, un viento caliente hizo que Jonás desfalleciera y le insistió a Dios que le quitara la vida. Dios provocó esta situación para explicarle a Jonás porqué perdonó a Nínive. Jonás se compadeció de una simple planta que le daba sombra y ¿no podía Dios compadecerse de una gran ciudad que se arrepintió de su pecado?. Así le contestó Dios a Jonás.
Sin duda, el tema central de este libro es el Plan de Salvación de Dios para su pueblo. La palabra Jonás significa “paloma”, utilizada para enviar un mensaje a un lugar lejano (Nínive). Dios quiere llevar el mensaje de Salvación a toda criatura (Marcos 16:15), él es un Dios misericordioso y compasivo, lento para la ira y grande en misericordia y verdad (Salmos 86:15). A veces es necesario pasar por desiertos o pruebas para madurar espiritualmente, Jonás se desvió de la voluntad de Dios, pasó duras pruebas, y clamó a Dios para que lo librara, al igual que el pueblo de Nínive. Este mensaje nos recuerda que Dios nos manda a predicar el Evangelio del Arrepentimiento y la Salvación en Cristo Jesús (Mateo 9:37-39).
En el Evangelio de Mateo 16:4, los fariseos le piden a Jesús que les muestre una señal de que Él era el Mesías. Jesús les contestó que no les daría ninguna señal, excepto la del profeta Jonás. Esto quiere decir que, así como Jonás fue la señal para los ninivitas, también lo sería Jesús para esta generación. La señal de Jonás fue su resurrección simbólica de la muerte, cuando estuvo tres días y tres noches en el vientre del pez clamando al Señor que lo salvara. Del mismo modo, Jesús murió pasando tres días y tres noches en el sepulcro, resucitando al tercer día. Una vez más, Dios muestra su gracia y su misericordia a quienes confían en Él y en su hijo Jesucristo, quien nos amó y regaló la Salvación, pagando un alto precio por nosotros.
La oración de Jonás:
“Entonces oró Jonás a Jehová su Dios desde el vientre del pez, y dijo: Invoqué en mi angustia a Jehová, y él me oyó; Desde el seno del Seol clamé, Y mi voz oíste. Me echaste a lo profundo, en medio de los mares, Y me rodeó la corriente; Todas tus ondas y tus olas pasaron sobre mí. Entonces dije: Desechado soy de delante de tus ojos; Mas aún veré tu santo templo. Las aguas me rodearon hasta el alma, Rodeóme el abismo; El alga se enredó a mi cabeza. Descendí a los cimientos de los montes; La tierra echó sus cerrojos sobre mí para siempre; Mas tú sacaste mi vida de la sepultura, oh Jehová Dios mío. Cuando mi alma desfallecía en mí, me acordé de Jehová, Y mi oración llegó hasta ti en tu santo templo. Los que siguen vanidades ilusorias, Su misericordia abandonan. Mas yo con voz de alabanza te ofreceré sacrificios; Pagaré lo que prometí. La salvación es de Jehová”. Jonás 2:1-9